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©Jérémie Mazet

Aurillac y su centro histórico

Este artículo es su guía para explorar Aurillac y su centro histórico, destacando los lugares de visita obligada, la fascinante historia, la vibrante cultura y las inolvidables direcciones de esta perla de Auvernia.

Las visitas obligadas del centro histórico de Aurillac

Aurillac es el lugar ideal para reponer fuerzas. La ciudad combina armoniosamente el encanto de un pueblo con las comodidades urbanas, sin los inconvenientes de una gran metrópoli. Los visitantes pueden disfrutar de un paisaje impresionante, con las montañas circundantes a sólo unos minutos de distancia, ideal para una serie de actividades al aire libre como senderismo, ciclismo de montaña y paseos por el bosque. Aurillac es el lugar perfecto para quienes buscan escapar del ajetreo de la ciudad y reconectar con la naturaleza.

Explore el centro histórico de Aurillac, un tesoro del patrimonio que ofrece una diversidad y una riqueza notables. Le guiaremos a través de un recorrido cautivador.

¿Lo sabía?

La Oficina de Turismo ofrece visitas guiadas al centro histórico de Aurillac durante las vacaciones escolares.

Plaza de la Plaza

En el corazón de Aurillac, la Place du Square es un lugar animado y acogedor, repleto de eventos, mercados y festivales. Este espacio verde invita a contemplar su vegetación, sus esculturas y sus fuentes. A su alrededor, el bullicio de tiendas, cafés y restaurantes se mezcla con la majestuosidad de monumentos históricos como el castillo Saint-Étienne y el Hôtel de Ville, famoso por su mercado cubierto.

Abadía de Saint-Géraud

La abadía de Saint-Géraud, fundada en el siglo IX por Saint-Géraud, es una joya del patrimonio religioso e histórico de Auvernia.
Este antiguo centro monástico benedictino desempeñó un papel crucial en la influencia espiritual y cultural de la región durante la Edad Media.
Fue famoso en la Edad Media por su escuela, a la que asistió Gerbert d’Aurillac, también conocido como Silvestre II, el primer papa francés de la historia.

En el corazón de la abadía, laiglesia abacial de Saint-Géraud, reconstruida varias veces, encarna una fascinante mezcla de estilos arquitectónicos, testimonio de su agitada historia. Aunque ha sido modificada a lo largo de los siglos, conserva elementos de gran riqueza, como un tresillo románico en el crucero.

La iglesia abacial alberga un notable órgano germano-francés, construido en 1779 por el organero Joseph Rabiny.
Este instrumento, ejemplo fascinante del arte de la organería de la época, tiene 3 manuales y 2.440 tubos.

Plaza Saint-Géraud

 El hospital de la abadía

El hospital abacial, situado frente a la iglesia y estrechamente vinculado a su historia, ilustra la misión de asistencia y cuidados que incumbía a las comunidades religiosas en la Edad Media.

La fachada de este edificio románico, compuesta por tres arcos elevados sostenidos por columnas con capiteles, está adornada con una inscripción en latín (ECCE QUIES HOMINUM DOMUS) que significa «Aquí hay una casa de reposo para los hombres».

 La cuenca

Tallado en serpentina, una piedra característica de color verde intenso, el lavabo no es sólo un objeto de arte, sino también un testimonio de la habilidad de los artesanos que lo crearon.
La serpentina, apreciada por su solidez y su tonalidad única, confiere a la pieza un aspecto robusto y elegante a la vez.

La Casa Consular

La Maison Consulaire es un edificio emblemático del patrimonio civil local. Construida en el siglo XIV, era la sede del consulado, institución municipal encargada de la administración de la ciudad antes de la Revolución. Es un testimonio de la organización política y social de Aurillac en la Edad Moderna.

El edificio se distingue por su fachada decorada con ajimeces y delicadas tallas. Los materiales utilizados, en particular el sillar, ponen de manifiesto el esmero de su construcción, reflejo de la riqueza y la importancia de la institución que albergaba.

Transformada y ahora restaurada, la Casa Consular ha resistido el paso del tiempo y hoy conserva una posición central en el casco antiguo de la ciudad.


Rue des Carmes

La rue des Carmes es una de las vías más emblemáticas de la ciudad, rica en historia y encanto.

Debe su nombre a los monjes carmelitas que se instalaron aquí en la Edad Media y fundaron un convento. Esta presencia religiosa dejó una huella duradera en la identidad de la calle, ya que aquí se establecieron cuatro conventos.

La calle también refleja el saber hacer local, con sus tiendas de artesanía y tiendas de ultramarinos.

El Jardin des Carmes (antiguo convento de la Visitación, hoy recinto de la yeguada) alberga el Museo de Arte y Arqueología y sus salas de exposiciones, así como el Centre Pierre Mendès France, que acoge el Conservatoire de Musique et de Danse.

Espacios verdes

Aurillac, ciudad en el campo, cuenta con numerosos espacios verdes donde relajarse y estar en comunión con la naturaleza.

Las orillas del Jordán, con su emblemática vista de las antiguas murallas y la iglesia abacial de Saint-Géraud, ofrecen un paréntesis bucólico en la ciudad de Aurillac.

La plaza Vermenouze ha sido durante mucho tiempo un animado lugar de encuentro.

Castillo Saint-Étienne

El castillo de Saint-Étienne, encaramado en una colina, ofrece impresionantes vistas panorámicas de la ciudad y sus alrededores. Aunque actualmente el castillo no está abierto al público, su jardín permanece abierto, lo que permite a los visitantes disfrutar de la belleza natural y del paisaje circundante. Este lugar histórico es una parada ideal para aquellos que deseen relajarse en un entorno frondoso mientras admiran las vistas desde aquí.

Historia: Sitio fortificado del siglo IX: la torre del homenaje es el único vestigio de la época medieval. El castillo se incendió en 1868 y fue reconstruido por Gustave Lisch siguiendo el modelo del Palacio de los Papas de Aviñón. La torre del homenaje fue declarada monumento histórico en 2010 y el sitio, en 1974.

Artesanía y gastronomía

Aurillac, orgullosa de su artesanía y gastronomía, ofrece una auténtica muestra de su generosidad. Las tiendas artesanales le esperan con sus productos de calidad, como cuchillos, paraguas, quesos, charcutería y mermeladas. Los restaurantes de la región le invitan a saborear la cocina de Auvernia, rica en productos locales como la truffade, el aligot y el cornet de Murat. No se pierda los eventos gastronómicos, como los Goudots Gourmands, que celebran los sabores del Cantal.